LA MISA DE LA TIERRA SIN MALES
Yo tenía una cultura de milenios,
antigua como el sol, como los montes y los ríos.
Yo sembrara los hijos, las palabras.
Yo sembraba el maíz y la mandioca.
Yo cantaba con la lengua de flautas
y danzaba vestido de luna.
Yo era una cultura en armonía con la Madre Naturaleza.
Mi tiempo era el día y la noche,
el sol y la luna.
Yo adoraba a dios, razón de toda hora.
La vida era mi culto.
La danza era mi culto.
La tierra era mi culto,
yo era un culto vivo.
Yo era la salud de los ojos,agudos como flechas,
de oídos atentos,
de los músculos prestos,
y del alma en sosiego.
Y nosotros te inundamos con virus y bacilos,
con pestes importadas.
Te redujimos a un pueblo de enfermos,
a un pueblo de difuntos.
Yo vivía embriagado de alegría,
y la aldea era ronda de amistad.
Y nosotros te embriagamos de aguardiente y desprecio.
Y te hicimos objeto de turismo vulgar.
Arrojamos tu lengua en cuevas de silencio,
y a tus supervivientes al margen de las calles,
al margen de los vivos,
mano de obra barata en fincas y en las minas,
en burdeles y fábricas;
mendigos de suburbio,
en ciudades sin alma,
restos del continente.
En nuestras manos te entregamos la ceniza de aldeas saqueadas,
la sangre de ciudades destruidas,
la vencida caravana de los oprimidos...
En nuestras manos entregamos los vientres exhaustos de las minas,
el agua profanada de los ríos...
En nuestras manos te entregamos
las venas abiertas de América,
la piedra silenciosa de los templos,
el lamento de la memoria india.
Por los templos saqueados sin defensa,
por todas las ciudades destruidas,
por los millones de indios masacrados...
Por las ruinas del Imperio del Sol,
por el pueblo azteca esclavizado,
por los palacios mayas destruidos...
Por el silencio de las flautas y tambores en la noche,
por la muerte del alma de estos pueblos,
por la palabra resignación proclamada a los esclavos...
Por el arcabuz de los bandeirantes,
por los niños esclavizados,
y las niñas desfloradas...
Por los valles alambrados,
por la prepotencia de la tutela
y el sarcasmo de la emancipación...
Memoria, dolor, compromiso.
Morena de Guadalupe, María del Tepeyac,
convoca a los pueblos de América
que quieren resucitar.
(Mons. Pedro Casaldáliga
Obispo en Mato Grosso, Brasil)